MESTIZAJE EN LA CAPITAL

UNA LIMA DE TODAS LAS SANGRES
Por: Eduardo Arroyo - Sociólogo
Permitanme compartir este texto que encontré en El Comercio (diario Peruano).

Mestiza y andina. A punto de celebrar 476 años de fundación española, la capital del Perú es hoy la ciudad que José María Arguedas vislumbró.

El 18 de enero, aniversario 476 de la ciudad de Lima, se conmemora también el centenario del nacimiento del gran amauta José María Arguedas. La capital peruana es hoy una ciudad globalizada y nacional, cosmopolita y popular, mestiza y andina como él la quiso y vislumbró.

Exclusión ibérica
Los conquistadores ibéricos –no españoles, pues España en 1535 aún no era un estado-nación sino una difusa amalgama de reinos enfrentados entre sí– quisieron emular en Lima el poderío metropolitano anclado en Madrid. Así, esta ciudad se hizo excluyente de las demás, en su arquitectura, en su identidad, en sus consideraciones hacia sí misma.

La gran ciudad
Los europeos atribuyeron dotes de gran ciudad a Lima, residiendo aquí el virrey y su corte. Fue también sede de la administración de la explotación de recursos naturales de todo el virreinato y punto de salida de las riquezas peruanas hacia la capital ibérica, protagonizando la gesta de una economía de exportación.

Urbe multicultural
Garcilaso de la Vega, como Guamán Poma de Ayala, nos descubren los vericuetos y dramas segregadores del mestizaje, en el que convivían elementos blancos, criollos, mestizos, indios, negros, amén de moros, chinos, japoneses y europeos a granel. Pero quien mejor ha retratado este mestizaje y lo ha planteado a nivel de utopía realizable, ha sido José María Arguedas desde su novela “Agua” hasta “El zorro de arriba y el zorro de abajo”, en el que pregona un mestizaje donde el ingrediente andino fuera vital. La expresión “todas las sangres” es el mejor retrato no solo de Lima sino del Perú integral, dotado de una multiculturalidad e interculturalidad.

Buscar la identidad
Arguedas buscó con angustia la forja de una identidad que se nutriera de nuestro ancestro y raíces andinas. Su obra es testimonio de la búsqueda creadora de una síntesis nacional, en la que lo andino y lo occidental se fusionaran dando paso a una nueva sociedad.

Allí está lo nuevo de la utopía andina, nunca arcaica, sino tremendamente moderna por recuperar lo más propio del alma nacional, de sus tradiciones, de sus raíces, de su ancestro, de su pasado y de su historia. Ese es su aporte al mundo. Una visión que madura en oposición a las utopías que buscan modernizarnos no desde dentro (una conversión endógena), sino importando una modernidad eurocéntrica, hoy venida a menos, en momentos en el que el Viejo Continente se descalabra ante la crisis internacional y los imperios hegemónicos nos ofrecen figuras mestizas liderando el escenario mundial (Obama y Hu Jintao).

En todo caso, la globalización puede convivir con la pluriidentidad nacional, lo nacional convivir con lo cosmopolita. Lima y el país han sido mestizos desde siempre, solo que la utopía andina reivindica el mensaje ancestral ante la noción de mestizaje de la generación del 900 (Riva Agüero, los hermanos García Calderón, Víctor Andrés Belaunde) que preconizaba la hegemonía blanca hispana.

Hoy, en un contexto de identidades globales y nacionales a la vez, internacionales y con fuerte presencia popular, nuestro país tiene un carácter integrador y su capital, Lima, es el crisol de todas las sangres, poblada de una ancha mesticidad, de una amplia choledad. Porque lo cholo es el mejor retrato de la ciudad y del país.

Lo cholo
Los cholos actuales son producto de la fusión cultural del mundo andino con la cultura criolla urbana, de la que nace una tercera identidad, la identidad chola. Sin embargo, se mantienen, como lo atestiguan los 7.000 clubes provincianos en Lima, las costumbres ancestrales en las yunzas, bailes, sabores, olores, música, lenguaje. Hasta en el fútbol. Ha sido el equipo cusqueño Cienciano que nos ha hecho vibrar con mayor fuerza nuestra peruanidad triunfante, al igual que los triunfos de Kina Malpartida, Sofía Mulanovich, Maicelo, Claudia Llosa, Magaly Solier, Mario Vargas Llosa, Gastón Acurio y demás.

La conquista de Lima
El desborde de los excluidos, luego de la Segunda Guerra Mundial, cambió el rostro del Perú y de Lima. La migración, el hecho social más importante del siglo XX, litoralizó la población nacional.

La migración, producto del desborde popular –no representado por el marco institucional–, repobló la costa. Un Perú profundo, concepto acuñado por Jorge Basadre y retomado por José María Arguedas, avanzó contra los cauces del Perú oficial.

Este desborde andiniza la ciudad, la ruraliza. A entender de José Matos Mar, lo que ha ocurrido es que lo andino ha conquistado la capital con un avance silencioso.

El Perú verdadero
El desborde popular, la oposición entre el Perú oficial y el profundo, hacen que esta ciudad ya no excluya al resto del país. Y tenemos nueve tipos de limeños de los que habla el experto en márketing Rolando Arellano: los conservadores, los tradicionales, los emprendedores, los sobrevivientes, los trabajadores, los sensoriales, los adaptados, los afortunados, los progresistas.

Una ciudad conquistada o reconquistada por los migrantes. Lima es la más grande de nuestras ciudades y probablemente la más serrana del país.

Hoy se ha impuesto la laboriosidad del Ande y, por tanto, el carácter trabajador del peruano; su carácter emprendedor, su creatividad e ingenio en una ciudad integradora de todas las etnias y nacionalidades.

Esta Lima mestiza resuelve las controversias sobre su identidad, tanto de aquellos que la han endiosado como de aquellos que la han satanizado. País y capital por pluricultural y plurilingüe. Una ciudad en proceso de destrucción y construcción simultáneas.





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